domingo, 19 de febrero de 2012

ARCOmadrid 2012

Amaneció un día muy soleado y agradable en Madrid. Era la última jornada de la 31ª edición de la Feria Internacional de Arte Contemporáneo, ARCOmadrid 2012.




Aprovechando la excepcional ocasión, que me brindaba mi actual residencia en la capital, y la invitación que había conseguido, decidí pasar la última hora de la mañana de este domingo y visitar esta muestra internacional, primer "termómetro” del mercado del Arte.
Caminé, cuaderno y apps ARCO en mano, por los distintos stands correspondientes a las 215 galerías de 29 países; siendo el país invitado de esta edición: Holanda. Contemplé obras muy interesantes de artistas de distintas nacionalidades.


De vuelta a casa, no dejaba de rondarme por la cabeza, la idea sobre el arte Moderno o Contemporáneo. Pues, experimenté sensaciones encontradas. Por un lado, admiro la capacidad y la habilidad de los artistas actuales para innovar y utilizar todos los recursos que están a su alcance. Pero, por otro lado, me quedé con el amargo regusto de no encontrar interesante una gran mayoría de las obras que había examinado, resultando impensable que alguna de ellas pudiese lucir en mi casa en algún momento.

Albergando un sinfín de matices y toda una variedad de expresiones, se podría considerar el Arte como el fruto de la capacidad creadora del hombre, a través del cual se puede crear un mecanismo de comunicación indirecta con el autor, captando su imaginación y su perspectiva, experimentando una infinidad de emociones, que no se podría captar de otra manera. Por todo ello, el Arte corre el riesgo de ser objeto de todo tipo de opiniones, tanto positivas como negativas.

A colación de esto último, el escritor peruano Mario Vargas Llosa, tras visitar una exposición en Londres, escribió un artículo titulado “Caca de Elefante” y manifestó: “El arte moderno es un gran carnaval en el que todo anda revuelto, el talento y la pillería, lo genuino y lo falso, los creadores y los payasos. Y –esto es lo más grave – no hay manera de discriminar, de separar la escoria vil del puro metal. Porque todos los patrones tradicionales, los cánones o tablas de valores que existían a partir de ciertos consensos estéticos, han ido siendo derribados por una beligerante vanguardia que, a la postre, ha sustituido aquello que consideraba añoso, académico, conformista, retrógrado y burgués por una amalgama confusa donde los extremos se equivalen: todo vale y nada vale”.

Como pensaba Miguel Ángel y los artistas de la maniera para transgredir las normas clásicas hay que conocerlas. Por ende, para criticar hay que conocer. Al ser una simple aficionada al Arte (cuyo conocimiento obtengo mediante lecturas, exposiciones y conferencias; puesto que mi formación, si bien de buena base en todas las disciplinas, es “de ciencias”), aventurarme a formular críticas triviales me parece arriesgado.

Sin embargo, lo que me motiva hacia el Arte es el cúmulo de sensaciones que despiertan en mí las distintas obras artísticas, sea cual sea la corriente o tendencia. En el caso del Arte Moderno, me es muy difícil disfrutar de él. En muchas ocasiones, me quedo con la impresión de que “todo vale”. Unos me llamarán inculta, ignorante. Prefiero pasar este lance a ser una bodoque snob, como otros tantos con los que me he cruzado hoy. Creo que perdemos la perspectiva y nos dejamos arrastrar por la manada, cual borregos, para no dejar de ser cool.

Para no acabar con esta frase tan sentenciosa, os dejo un vídeo muy divertido, de hace unos años, que me ha llegado a través de un amigo. Gracias, Roberto.



0 comentarios: